Los domingos en España, oscilan entre tradiciones de sofá y manta (sobre todo si te emborrachaste el sábado), comida familiar, birritas con los amigos o planes al aire libre.

Aprovechando que el otoño se acerca y todavía se puede disfrutar de un día de sol y brisa fresca al aire libre, decidimos pasar el domingo pasado en Faunia, un parque temático de la naturaleza a las afueras de Madrid.

Faunia es algo más que un zoo, es un parque en el que te transportas desde el Amazonas a la Antártida en menos de cinco minutos. ¡Descubrimos millones de cosas sobre los animales y la pasamos en grande!

Qué hacer en Faunia

En primer lugar sonreír mucho (como siempre) y después nos hicimos con un mapa y visitamos cada zona. Empezamos por la sección de los reptiles, con animales rarísimos que no conocía (¡¡¡vi a un dragón…!!!) y una zona llamada “veneno” en la que estaban los animales más peligrosos. En esta zona conocí a una de las serpientes más mortíferas del mundo, la Mamba Negra, ¡es la única chica que quiero que me haga la cobra!

La zona que más me gustó de Faunia es la zona de los monos, es un espacio adaptado a su habitat original en el que podes entrar sintiéndote en medio de la selva. Tenes que andar con cuidado y guardar los objetos brillantes, ¡los monos tienen la mano muy larga y pueden robarte! Algunos hasta se han hecho una cuenta en Wallapop…

Caminando por el parque te vas encontrando diferentes animales, algunos más simpáticos que otros y a los que no debes tocar, uno de los requisitos para visitar un parque temático de la naturaleza es respetar su hábitat, su entorno y sólo alimentar a los animales que te dejan.

A ese pato no le caí muy bien por lo que parece… cuando mira a camara él ya se habia ido ?

Para descansar un poco después de comer, entramos en el cine 3D que te cuenta la historia de los dinosaurios, ¡parece que los tienes delante!

Si visitas Madrid durante una larga temporada, te recomiendo este plan para pasar el día en buena compañía y aprendiendo sobre el mundo animal que nos rodea.

Con la colaboración de Bea Tenorio y María Marts.